Gabo y la pelota
Quizá resultara grato que, durante un instante, guardásemos las plumas en el cajón y las dejáramos reposar del mismo modo que las antiparras del universal escritor de Aracataca descansaban sobre las hojas del manuscrito. El coronel ya tiene quien le escriba. Quizá fuese bueno, quién sabe, dejar pasar las horas entre la reflexión y los […]