Ricardo Rosety: «Estar donde pasan las cosas tiene cierta erótica que te contagia»

Ricardo Rosety, periodista deportivo, se pasa las semanas a pie de campo, siguiendo al Barcelona C.F. Nació en Gijón, lugar que lleva en su corazón, siendo la tercera generación de la Saga Rosety. Una Saga iniciada por Gaspar Rosety Zuazua, fundador de La SER Gijón, a quien le siguieron sus hijos Manolo (padre de Ricardo) y Gaspar. Ahora, es el turno de la tercera generación, a la que Ricardo pone voz en los partidos del equipo blaugrana en Movistar. 

El Pelao, como le bautizó Messi, salió de su Gijón del alma para comenzar esta aventura en Mediapro. Este bautizo del argentino dio nombre a su podcast, en el que entrevista a calvos, sí, a calvos. Ricardo Rosety nos habla de su experiencia en la Azotea de Madrid 365.

Ricardo Rosety junto a Adela Rosety en la Azotea de Madrid 365.

Con 16 años comenzaste en el periodismo, ¿por qué?

En primer lugar, porque es lo único que me gustaba y sabía que podía hacer. En segundo, por los ejemplos que tenía en casa y, en tercero, porque siempre me ha gustado más contar lo que pasaba que ser deportista. 

Me gustaba contarlo tanto que cuando era pequeño cogía un taburete que tenía mi abuelo para poner los pies, un cubilete de los de jugar a los dados y un mazo de chocolate que tenía mi abuela, al que le daba la vuelta y tenía forma de micro. El mazo lo metía en el cubilete, ponía la mesa delante de la tele y me ponía a imitar a Matías Prats.

¿Por qué empezaste tan joven? 

Recuerdo que unos amigos tenían una radio en una emisora en la que tú pagabas y tenías un programa. Un día me dijeron que, ya que me gustaba tanto, por qué no iba y lo hacía por amor a ellos y a la radio.

Me gustó y a los dos meses un amigo que trabajaba en la SER empezó a hacer un programa de fútbol juvenil. Me comentó que buscaban a alguien que quisiera entrevistar a los chavales de su misma edad y así empecé, en Jóvenes y Campeones. Después entró Juanma Castaño.

Tu abuelo fue fundador de La SER Gijón, a él le siguieron tu padre y tu tío, y tú iniciaste la tercera generación de periodistas en la familia, ¿qué tiene el periodismo para la familia Rosety?

Ganas de contar cosas. Es consecuencia de verlo en casa. Nosotros en casa hemos visto qué hacían, la forma de vida del periodismo, los movimientos…

A mí, por ejemplo, me llamaba mucho más la atención contar lo que pasaba que ser protagonista de lo que pasaba. Me gusta estar donde pasan las cosas para contarlas. 

Por ejemplo, yo guardo de mi tío Gaspy una carpeta con postales que me mandaba de cada sitio al que viajaba con la Selección o el Real Madrid. No pudo venir a mi comunión porque estaba en el Mundial de México, jugaba España, era el primer partido en Jalisco ante Brasil, no pudo estar, pero si estaba su postal.

Me gustaba y me llamaba la atención que estuviera donde pasaban las cosas, que las narrara, que estuviera en eventos deportivos continuamente, eso captaba toda mi atención. 

Estar donde pasan las cosas tiene cierta erótica que te contagia, supongo.

¿Qué papel han jugado tus familiares en tu trayectoria?

A mi abuelo no le conocí, pero sí tengo grabaciones y las historias que me cuenta mi padre. La verdad es que mi familia solo me ha dado buenos consejos. Ellos hacen de padrinos, te ayudan y aconsejan para que hagas bien las cosas, aunque es cierto que cada uno debe cometer sus errores y darse cuenta de lo que tiene que hacer. 

De mi padre he aprendido algo tan básico e imprescindible como el ser constante, en el periodismo y en la vida. Y también que es necesario saber que lo que haces hoy no te sirve para mañana, que lo tienes que volver a hacer y mejor que ayer.

Todos los días hay una página en blanco, un periódico que llenar; un programa de media hora, una o dos que necesita nuevo contenido; una pieza de televisión, un programa con su escaleta nueva. Lo de ayer no sirve, es el hoy.

Y, de mi tío, he aprendido a contar las cosas con la pasión que requieren las circunstancias, sin excesos, pero sin quitarle transcendencia y contextualizarlo desde el lugar donde pasan las cosas. Que todo tenga la perspectiva correcta y que la entrevista tenga el tono adecuado, con la pregunta oportuna, sin excesos, que no se quede corta y que no se cuente información de más. Gaspar Rosety no solo te informaba, hacía que sintieras el ambiente que estaba viviendo él en el estadio. La gente que le escuchaba siempre recibía una lección, no hablaba por hablar, tenía opinión y cultura, con lo cual hacía que sus narraciones fueran muy ricas en información y eso es fundamental.

¿Cuál sería la definición de Periodismo según Ricardo Rosety?

El periodismo es contar una historia con los elementos exactos, intentando dar la transcendencia exacta que tiene a cada episodio y, por supuesto, siendo respetuoso.

El periodista debe ser ecuánime y debe escuchar a todo el mundo lo mejor posible para contar lo que está pasando. 

¿Cómo mantienes vivas las ganas y la motivación?

El periodismo es vocacional, te tiene que gustar mucho lo que haces. Es un mundo en el que no hay horarios, no hay límites en el calendario y esto es un pago personal y familiar importante.

Hay que meter todo en una coctelera y ser justos o, por lo menos, equilibrar la balanza, pero la mejor manera de mantener esa llama viva es hacer cosas diferentes, no caer en la monotonía.

La motivación debe ser la compañera para introducir elementos nuevos y que formen parte de tu día a día para crecer, continuar la formación y estar en un continuo aprendizaje. Si hay algo que hemos aprendido durante estos últimos años es que si no es por la tecnología, es por la compra de derechos o porque surgen nuevas modalidades de deporte, es porque el interés de la gente se va por otros detalles… Hay que ir acoplándose, es así como evoluciona la vida, los medios, la tecnología… 

¿Qué papel juega la tecnología?

Bueno, mi abuelo cuando empezó yo creo que no se lo podría ni imaginar. Para ponerte un ejemplo mucho más evidente: cuando empecé, para buscar una entrevista, llamabas al teléfono fijo de casa. Ahora, si quieres una entrevista, mandas un WhatsApp para hacer una crónica. Antes, tenías que llamar a un teléfono que te grabase, meterte en un estudio, y ahora lo haces con una nota de voz. Para hacer una noticia de televisión necesitabas un cámara, esa cinta tenía que llegar a la tele, en cambio, ahora, o esa cámara tiene una mochila que te lo envía casi de manera telefónica, o tú, incluso con tu teléfono móvil, te puedes grabar un vídeo.

El periodismo de antes no tiene nada que ver con el actual, exceptuando la esencia de algunas personas, ¿crees que el periodismo deportivo está en un momento en el que necesita mejorar? ¿Necesita el periodismo un nuevo Renacimiento?

El periodismo deportivo ha ido al entretenimiento porque parece que necesitamos un aliciente a lo que sucede. Creo que es una época de sobreinformación porque nos llega información por todos sitios. Antes no teníamos esa facilidad de que llegase tanta información a los medios de comunicación aunque pasasen cosas. Disponemos de una variedad de canales que antiguamente era impensable. Primero un canal, luego dos y pasaron a cinco. En cambio, ahora hay plataformas, tele por internet. Se ha diversificado tanto a tanta oferta que parece que hay que llamar la atención de alguna manera. Insisto, el periodismo tiene que contar buenas historias y, a lo mejor, tener tanta prisa nos está devorando. 

A Iñaki Gabilondo siempre le preguntan: “¿cómo va a ser el periodismo dentro de 20 años?” y él suele contestar: “dime cómo será la sociedad dentro de 30 años”. Pues es un poco eso. 

Lo que necesita el periodismo, en mi opinión, es cierta paciencia para contar esas buenas historias y contarlas bien y, para eso, se necesita tiempo.

¿Qué aconsejas a las nuevas generaciones para conseguir que el periodismo deportivo vuelva a estar en su mejor momento?

En primer lugar les aconsejaría que tuvieran pasión por el periodismo y, en segundo, que quieran ser periodistas y no famosos. Sé que salir en la tele, dar una noticia en la radio o tener firma en un periódico te da una especie de reconocimiento. Pero para tener esa firma en una noticia o un minuto de televisión o de radio hay un largo recorrido, no es llegar y besar el santo. 

Todos tenemos ego y nos gustan los reconocimientos, y en este sentido las redes sociales necesitan un poco de pausa para saber que la noticia no somos nosotros. La noticia es lo que está pasando.

Periodista todoterreno: radio, televisión, podcast, prensa escrita… Enumera por importancia para ti

Creo que cuanto más puedas abarcar, más podrás conocer y eso te ayudara a hacer mejor tu trabajo. La radio te lo cuenta, la tele te lo enseña y el periódico te lo explica. Sabiendo el fin de cada medio y absorbiendo el aprendizaje que te da cada uno de ellos, comprendes el lenguaje exacto para cada registro. El lenguaje es como la vestimenta, no vas igual a la oficina que a la playa.

Tú puedes vestir bien, pero te vas a la playa en bañador. No te vas a la playa con traje y corbata y a la boda no vas en bañador, vas con traje y corbata. E ir bien vestido en la playa es ir con una camiseta, un polo y en bañador y en chanclas. Y más o menos con el lenguaje y con el periodismo sucede lo mismo. No es lo mismo que yo esté hablando aquí contigo en una entrevista a que tú y yo estemos tomando una caña, porque el lenguaje será diferente, hasta la entonación será diferente, hasta la explicación será diferente. Todo tiene su registro y a todo tienes que amoldarte.

¿Cómo nace El Pelao?

El podcast siempre me ha llamado la atención y, también, que me gusta que surjan proyectos que no tengan nada que ver con la tele, la radio o el periódico. El podcast me ha permitido tener algo mío, mi espacio. Un espacio en el que sé que puedo hacer lo que me apetece.

Las entrevistas me gustan, me siento cómodo y resulta que ya no tienen espacio en los medios de comunicación. En cambio, sí en un podcast. 

Un día, cenando con Elías Israel, le explicaba esto. Tenía que buscar algo que hiciese mi podcast diferente. Entonces me dijo Elías: “CALVOS” y yo, que hago entrevistas a pie de campo, lo veía como un poco frívolo. Pues bien, justo Messi empezó a hablar más después de los partidos y resulta que en el segundo partido, cuando nos permitían entrevistarle más, le dijeron: “está Movistar, ESPN y otro más. El de Movistar es el mismo que te entrevistó el otro día en el Camp Nou” a lo que Messi contestó: “¿quién? ¿El pelao?” le dijeron que sí y Messi dijo: “pues vamos con el pelao”.

A partir de ahí empecé a entrevistar a calvos ilustres, excepto a Ramiro Fernández, que es el peluquero de la selección, con preguntas tipo ¿cuándo te diste cuenta de que eras calvo? Y comenzamos una charla muy divertida e interesante, con un tono relajado en el que te aventuras a contar cositas.

¿Qué requisitos debe cumplir tu entrevistado? Hay uno que tengo muy claro…

Creo que todos tenemos una historia, nuestra historia. Yo trato de ayudar a que me cuenten la parte más interesante de la misma, ya sea triste, bonita, anecdótica, etc. Cada vida es un libro. 

¿Quién ha sido el personaje más te ha impactado en El Pelao

Iñaki Zubizarreta, un monovolumen, sufrió acoso escolar. Es un tipo que, con 32 años, me contó que estuvo al borde de un precipicio a punto de dar un paso y caerse al vacío y que tenía un plan para dejar paralítica a la profesora que contribuyó en su acoso escolar. Estuvo a punto de hacerlo, y de entrar en la cárcel como consecuencia, pero no lo hizo y ahora se dedica a ayudar a que se detecte el acoso escolar. 

Fernando Evangelio también sufrió acoso escolar… O Edu Valcárcel, que sufrió un accidente siendo un niño y perdió la pierna, y te lo cuenta de forma positiva. Aprecia otras cosas, da conferencias y es un ejemplo. Algunos tienen una historia más simpática, como el Comandante Lara, que quería ser periodista por mi tío y es un cómico increíble. Su visión de la vida es muy simpática. 

Hay que buscar un nexo común, que es la calvicie. De momento no sé si un día lo cambiaré y entrevistaré a un tío que tenga un montón de pelo.

¿Tiene algún fin El Pelao?

Se trata de mantener una charla, se trata de hacer algo que a mí me permita tener chispa en una conversación. Y que, por ejemplo, si hay alguien que esté pasando por un momento en el que se le está cayendo el pelo o que puede tener complejo, que sepa que hay un tipo que entrevista siempre a otro y que se toma la calvicie tan a cachondeo que pregunta que si utiliza el champú.

Probablemente, puedas entrevistar a Messi en tu podcast

(Risas) Ha habido un entrevistado con pelo. Injertos. Es un avance.

¿Hay algún proyecto que tengas pendiente?

Creo que me quedan muchas cosas por hacer. Tengo muchas inquietudes, confianza en mí mismo y una trayectoria como para hacer un programa de radio o de televisión. Yo mantengo la llama viva para cualquier cosa que pueda surgir. Estoy contento con los seguimientos que hago ahora, pero si en algún momento se separan nuestros caminos, la radio es lo más romántico en nuestro mundo.

¿Qué tiene Madrid para que prácticamente todas las sedes del periodismo estén aquí?

Es el centro. Lo que pasa está en Madrid y los que viven fuera hablan de cosas locales, pero en Madrid se habla a nivel global. En Mediapro somos la excepción porque desde Barcelona hemos cubierto Liga y Champions. Periódicos, radios, televisiones, etc. Los medios de comunicación están en Madrid.

Y ya para terminar, ¿cuál es tu rincón favorito de Madrid?

Me gusta mucho la Latina, la zona de Gran Vía, pero me quedo con el Madrid de los Austrias que me parece precioso. Aun así, lo bonito de las ciudades es la compañía. 

Madrid me gusta porque es sinónimo de familia y amigos. Madrid es mi tío. Tengo millones de recuerdos con él: viendo el fútbol, en el Asador Donostiarra… Recuerdos muy bonitos. 

Entonces te diría que mi rincón favorito de Madrid está en esos recuerdos con mi tío Gaspy. 

EL BALÓN COMO ILUSIÓN

(PREBENJAMÍN 1º AÑO MISLATA C.F. “C”)

Iván tenía seis años, hace nada ha cumplido siete, cuando empezó a pegarle patadas a todo lo que se ponía a centímetros de su pie izquierdo. Poco importaba que el objeto en cuestión no tuviera forma circular, eso era lo de menos. Piedras pequeñas, botes vacíos de coca-cola, trozos arrugados de papel albal, esos trozos que minutos antes habían dado amparo y cobijo a un apetitoso bocadillo de queso con jamón. Iván dejó a un lado sus queridos playmobil y sus juegos de la PS4 para, desbordado y desbocado,  entregarse de forma febril a lo que, aún no sé cómo ni porqué, le envolvía y atrapaba. Y de un día para otro retrasó su posición y le dijo a su padre, muy seguro y convencido, que él quería ser portero. Y ahí que se puso, bajo palos, a intentar parar todo lo que le llegase. Cualquier escenario era valido para dar vida a su recién estrenada pasión. El pasillo de nuestro hogar, el salón de la casa del abuelo, cualquier parque, la arena de la playa,…El niño pedía más y sus padres dieron rienda suelta a su deseo apuntándolo en el equipo de nuestra localidad.

Y fue entonces cuando sus sueños y sus pasiones futbolísticas crecieron de forma exponencial. Llegó a mitad de temporada y se unió a un grupo de niños, que al igual que él, saciaban sus prebenjamines anhelos persiguiendo, con una contagiosa y risueña ilusión, el balón que iba de área a área con una velocidad de vértigo.

A estas edades tan tempranas los niños lo engullen todo. Están ávidos de aprender, ansiosos de conocer, de descubrir, incluso de imitar las formas y las maneras de sus ídolos, de esos ídolos que coleccionan en sus cromos, o incluso tienen en sus casas en las figuras de sus padres, esos padres que sacrifican tantas cosas, tantos momentos por ellos, por ellas.

Etapa formativa, etapa de jugar y divertirse, de divertirse y jugar, de hacer amigos, etapa de aprender a como comerse el mundo a grandes dentelladas, todas ellas desde la bondad y la inocencia, el tesoro más preciado de un niño, aquello que nació con él y que con el paulatino pasar del tiempo se va perdiendo. Inocencia para creer que el fútbol es un juego, que unas veces se gana y otras se pierde, ¡sí, sí, también se empata!

Los niños saltan al césped. Calientan bajo la atenta mirada del entrenador, figura relevante sobre todo a estas edades iniciales pues para ellos el míster es la extensión de sus padres en casa, de sus profesores en el colegio. Él los orienta, él los dirige, él los alienta y los representa.

En nada comenzará el partido. Los padres sentados en la grada hablan, comentan de forma despreocupada los aconteceres cotidianos que inundan sus vidas, y con ellos están hermanos, tíos, abuelos. El mundo parece pararse en esos instantes, ya se palpa en el ambiente que la liturgia que rodea este deporte ha comenzado.

Y el balón que rueda. El Prebenjamin de 1º año del Mislata C.F.C” toma la Canaleta. Allí donde los sueños se hacen realidad, allí donde pese a algunos desbarajustes organizativos todo es posible. Nunca perseguir un deseo y no lograrlo significó fracasar. Caer está permitido, levantarse es obligado.

Hugo, a ras del suelo, bloca un balón que se había envenenado tras botar varias veces antes de llegar a él. Ali y su frenético correr y subir por la banda , el campo a veces acota zancadas, en su caso las agranda. Isaac es la roca, pétreo, chocar contra él es hacerlo contra un muro infranqueable que sabes que no podrás derribar. Joel es un jugador pícaro y que jamás rehuye el contacto. Balón dividido y allí que llega él cuan héroe solitario y solidario. Fernando y sus golpeos desde la habitación de su casa. Falta a favor, balón a Fernando que se prepara un misil. Toca apartase y dejar pasar. Lucas, Mendoza reza en su camiseta, es un jugador diferente. Tiene una madurez impropia para su edad, y eso lo sufre el rival y lo disfruta su equipo. ‘Nico’ es un ‘killer’ en toda la extensión de la palabra. Aquí te pillo, aquí te mato. Juan David es la disciplina y la mesura. Jugador que hace equipo, silencioso y generoso. César y su innata facilidad de saber estar donde no se le espera. Jugador entregado y ofrecido. Eduard ha logrado jugar tras múltiples problemas burocráticos que a estas edades no debieran existir. Que jueguen los niños, de eso se trata. Thiago,el jugador que los rivales creen que no existe pero que sus compañeros saben que está a su lado, animando y empujando. ¿Jugará?, ¡claro qué lo hará!, tiene toda una vida para hacerlo. Iván, nobleza y bondad a partes iguales y en grandes dosis. Jugador con alma de portero que intenta emular a los excelsos arqueros canarios que en el mundo han habido.

Nuestros hijos, los prebenjamines de nuestros regazos, nuestras mejores obras, nuestros relevos vitales. Hoy corren como posesos tras un balón, hoy vuelan en pos de conseguir alcanzar sus sueños, sus deseos, sus anhelos. El mundo es de ellos.

El partido ha llegado a su fin. Los dos equipos se saludan en el centro del campo, en el epicentro de todas las operaciones. Y de pronto, casi sin esperarlo nuestros hijos que corren hacia nosotros entre exultantes y excitados. Y corren atropelladamente, y con vertiginosa rapidez.

-¡Papá. Papá, gritan casi todos al unisono, también vociferan ¡mamá, mamá!, no salimos de nuestro asombro, y es entonces cuando todos juntos agarrados de sus manitas nos dicen a voz en grito: “ Se acabó la Liga, pero TODOS volveremos la temporada que viene”.

Acabó el partido, la Canaleta volvió al silencio, la futura Ciudad Deportiva aún se deja querer, y cuando lo haga será un poquito de todos nosotros, pero sobre todo será de ellos, de nuestros hijos, de nuestros prebenjamines de 2º año; ¡cómo corre el tiempo!

                                                                       DIEGO DE VICENTE FUENTE

EN MISLATA (VALENCIA) A 3 DE MAYO DE 2022

Gaspar de Miguel Rosety

Gaspar de Miguel Rosety, nieto de Gaspar Rosety es el nuevo integrante de la familia. Nació en Madrid el pasado 20 de marzo. Sus padres son Beatriz Rosety (actualmente periodista de comunicación en la RFEF) y Álvaro de Miguel, abogado de la RFEF.

Dos días después de su nacimiento tiene el honor de ser el socio más joven del Sporting de Gijón, con el número 19.180, tras ser inscrito en el club por su tía Paula.

Irene Villa: «El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional»

Irene Villa

Adela Rosety con Irene Villa en La Azotea de Madrid365

El pasado domingo, 17 de octubre, fue el “cumpleaños” de Irene Villa y su madre, María Jesús. Esa misma fecha, hace treinta años, fueron víctimas de uno de los atentados que más ha marcado la historia de nuestro país. Renacieron aquel día y, desde entonces, viven la vida con una filosofía de ilusión y perdón.

Madre, deportista, periodista y psicóloga, disfruta de un momento feliz con sus hijos y de los proyectos de la Fundación Irene Villa, junto a su hermana. Hablamos con Irene sobre aquel coche-bomba que cambió su vida, sobre deporte, familia y la Fundación Irene Villa en La Azotea de Madrid365.

 Treinta años de aquel 17 de octubre, el día que cambió vuestras vidas, ¿es un nuevo cumpleaños?

Pues fíjate que celebramos cada 17 de octubre. Hacemos una fiesta porque es un día de renacimiento y este año con más motivo, porque tres décadas después aquí seguimos con más alegría e ilusión, con una madre que tiene una vitalidad increíble a sus 70, 30 años de vida extra. Así que muy felices, la verdad, dando gracias todos los días. 

¿Cómo afrontas el hablarlo cada vez que se te pregunta sobre ello?

Pues una vez que asumes lo que te ha pasado y aceptas tu discapacidad o la situación que te ha tocado vivir, deja de ser duro. Yo creo que al final la vida son adaptaciones. Eso que tanto se nombra – y es propio del ser humano – que es la resiliencia, te obliga a adaptarte, a continuar, a aceptar lo que no puedes cambiar. Y de ahí en adelante tienes que enfocarte en lo que sí que está en tu mano y en las cosas positivas que tienes por delante.

¿Qué sientes cuando ves las imágenes?

La verdad es que las imágenes no me impresionan porque me las mandó el fotógrafo. Tengo incluso las del quirófano que las pongo en mis conferencias para concienciar a la gente de lo que ocurrió, de la salvajada que es el terrorismo y de cómo un médico pudo ver vida en ese trozo de carne -y encima tres vidas más que son mis tres hijos-. Así que como es un milagro, pues yo lo cuento y no me importa ver las imágenes. Es más, el otro día estaban mis hijos, conmigo, en una conferencia en Soria, y les dije que se taparan los ojos… pero claro, son pequeños y al final vieron algo de sangre y del cuerpo.

De todas formas, saben que estoy aquí, que estoy viva, y al final las imágenes no les duelen porque estoy aquí. Cuando hay víctimas del terrorismo que no han tenido la suerte que he tenido yo, es mucho más dramático.

¿Cómo fue cuando se lo contaste a tus hijos? ¿Cómo es el momento de explicarles lo que les había pasado a su madre y a su abuela?

Pues un día, Carlos, cuando apenas tenía cuatro años, me preguntó que por qué no tenía pies. Me hizo mucha gracia cómo me lo dijo y fue su padre quien se lo contó. Le dijo: “mira, mamá y la abuela fueron víctimas de un ataque porque antes había asesinos que querían la independencia de una parte de España”. Un año más tarde, Carlos vio una bandera de España y me preguntó: «¿es por esto que no tienes piernas? Y yo pensé, «madre mía, con lo que se ha quedado este niño». (Risas). La verdad es que los niños te dejan alucinada.

Al final, los niños son nuestros maestros y todo lo asumen y quieren saber. No se les puede engañar. Sinceramente, la verdad solo tiene un camino y yo intento hablarles como si fueran adultos pequeñitos.

 Se dice que el hijo del responsable de aquel 17 de octubre te pidió perdón…

Mucha prensa ha tergiversado un poco este tema; fue el hijo de uno que se arrepintió en el año 77, cuando salió de la cárcel.

Jon Viar es un director de cine que ha hecho un documental, ‘Traidores’, apoyando a las víctimas y haciendo ver a la sociedad vasca que ni el terrorismo tiene sentido ni el nacionalismo tampoco. Y que no se puede asesinar a la gente, ni ser tan agresivo y malvado como lo fueron los etarras, destrozando familias e incluso a toda la sociedad vasca emocionalmente y a toda España.

Entonces él ha hecho un trabajo maravilloso a favor de la memoria, de la dignidad y de la justicia, porque su padre cumplió condena. Estuvo en la cárcel y cuando salió por la ley de Amnistía dijo que ya no quería pertenecer a ETA, que eso era una salvajada. En este sentido, ojalá todos los etarras pensaran igual que él. 

Si tuvieras que decirle algo al responsable de ese coche bomba, ¿qué le dirías? 

Pues le diría que no han conseguido nada y que jamás la violencia va a ser ninguna forma de conseguir nada.

¿Cómo has conseguido mantener la fe y la esperanza?, algo que es algo muy valioso para ti

La esperanza creo que es el motor de la vida de cualquier persona. De hecho, en este año tan difícil para todos, como ha sido la crisis sanitaria que ha generado la Covid-19, nos hemos agarrado a la esperanza, a un futuro mejor, a reinventarse, a tener una actitud proactiva, a ser más flexibles, a adaptarnos a la nueva situación, a tener que cerrar tu negocio pero abrir otra cosa, a volver a la vida. 

Todos, absolutamente todos, vamos a sufrir en la vida. Vamos a vivir dos o tres acontecimientos traumáticos a lo largo de nuestra vida, la pérdida de un ser querido, por ejemplo. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Yo me dedico a ayudar a la gente a que no sufra, porque al final sufrir es tiempo perdido. Es malgastar tu vida en algo que ya no tiene solución.

Yo he podido ir a donde fue el atentado y, de hecho, ahí celebramos los aniversarios, los cumpleaños, cuando me quedé embarazada… porque es muy significativo, donde casi me matan, ahí es donde celebro la vida.

Al final yo creo que a todo hay que darle la vuelta, pero sobre todo si es algo traumático y dramático más todavía. Y tener ese recuerdo de esa persona que ya no está, sentir su energía, su luz, su espíritu, que yo estoy convencida que nos acompaña y por ello tenemos que seguir adelante, porque esa persona que se ha ido no quiere vernos hundidos.

A mi se me fue mi mejor amiga, mi compañera de esquí, hace dos años ya, y la verdad que la siento cerca y le pido cosas y me las concede y yo “Esther, gracias”. Entonces yo creo que hay que darle siempre ese enfoque.

¿Hay algo que hayas hecho estos años que antes no te hubieses atrevido antes?

Pues mira, yo creo que todo lo que he hecho se lo debo a ese renacimiento y mucha gente que ha pasado un cáncer me dice lo mismo. Mi felicidad, mi vida, mis ganas de vivir, mi maratón, mi reto, se lo debo al atentado.

Por ello, mi mensaje siempre es es que ojalá no tengas que pasar un cáncer, un atentado o algo muy tremendo para exprimir la vida, porque es una y pasa muy rápido.

¿Qué le dirías a la Irene de hace 30 años? 

Pues mira, a mí todo el mundo me decía ánimo, no estáis solas. Eso ha sido fundamental. Todo ese apoyo fue impulso y fue aliento, eso ha sido básico. Pero también le diría «no tengas miedo porque vas a lograr todavía mucho más de lo que te imaginas».

¿Tenías mucho miedo? 

Bueno, al principio, la primera pregunta que le hice a mi padre fue: ¿y quién me va a querer? Claro, era una adolescente, pues lógicamente te miras y dices: pero, ¿a este trozo de carne quién la va a querer? Y luego te das cuenta de que fue al revés, fui la primera que tuvo pareja de mis amigas, he tenido tres hijos… es decir, he tenido parejas y he sido muy feliz y lo sigo siendo, por supuesto.

Todos los límites y los miedos están en la cabeza y hay que vencerlos. Y yo creo que gracias a las cosas negativas te obligas a sacar tu mejor versión y eso es impagable.
Yo creo que ese es el camino que todos tendríamos que seguir sin que te pase nada terrorífico, pero al final es así. Cuando te pasa algo malo no te queda otra opción. Uno no sabe lo fuerte que es hasta que ser fuerte es tu única opción.

¿Cómo viviste el tema de la prensa?

A día de hoy sigue habiendo mucha gente que me reconoce por la calle y todavía no soy consciente, 30 años después. Trabajo en medios, doy conferencias, escribo libros… y, por ese lado, lógicamente hay un reconocimiento y un cariño que vienen genial, pero nunca he tenido esa sensación de «famosa». Aunque, que en lugar de “tú eres la niña de atentado”, me digan “te leo”, pues me encanta.

Por otro lado, nunca he sentido el acoso de la prensa. Lo he llevado siempre, como todo en la vida, con mucha naturalidad, igual que la discapacidad, igual que las parejas, igual que los cambios en mi vida. Al final ,yo creo que esa es la base de una vida feliz: ser práctico, natural y auténtico.

Hablando de libros, ¿cómo surgió la idea de sentarte a escribir?

Pues fue a raíz de mi primer trabajo en Radio Nacional con Nieves Herrero. Ella fue la que me dijo «tienes que escribir un libro» a lo que yo le contesté: «pero, ¿por qué voy a escribir un libro?, si yo soy lo más normal del mundo». Pero luego pasé por un bache emocional por culpa de una ruptura y dije «pues sí, voy a escribir algo para cuando alguien esté en esta situación: un desamor, una ruptura, la pérdida de alguien, esa sensación de no poder con la vida. Algo que a mí me inspire, que dé ilusión». Y por eso escribí ‘Saber Que Se Puede’

¿Cómo se enfrenta Irene Villa al folio en blanco?

Pues la verdad que me cuesta, cuesta mucho escribir cuando no te sientes una Julia Navarro. He conocido a escritoras increíbles que dicen “a mi me llega todo”. Por ejemplo, Carme Chaparro me decía el otro día: “a mí me llega solo y al final la historia manda en mí”. A mí no me pasa. Yo tengo que generarla, estudiarla, programarla y hacer esquemas. Y me cuesta, me cuesta. De hecho, ahora quieren que escriba otro libro. Pero ahora mismo prefiero irme de viaje y estar con mis hijos a escribir.

Escribir requiere mucha disciplina, mucho trabajo y volverte un poco loca para sacar algo bonito y decente. Y bueno, una persona como yo, que es bastante perfeccionista, pues por ejemplo mi último libro, ‘Los Ochomiles De La Vida’ me costó bastante.

Otra de tus facetas es la de deportista. ¿Qué ha supuesto el deporte en tu vida?

El deporte ha sido mágico porque es un antes y un después en la vida de cualquier persona. Aumenta tu calidad de vida, te sientes mejor en tu cuerpo, te sientes más libre y con mucho más flexibilidad. Yo ahora hago pilates, hago yoga, monto en bici, escribo, sigo compitiendo tras quince años…

Creo que todo el mundo que tenga una discapacidad debería hacer deporte, es obligatorio estar en forma porque te ayuda a coger la silla de ruedas, subir un escalón, montar en el coche. Al final, el deporte es vida.

Este puente has estado por Santiago de Compostela, ¿verdad? Cuéntanos.

Con la Fundación Irene Villa hemos hecho el Camino de Santiago, como cada año. Ha sido maravilloso el poder hacerlo con mis hijos, que fueran voluntarios empujando las sillas, ayudando, echando una mano… Para mí, que aprendan deporte, solidaridad, amor y compañía me parece algo básico para su vida. Entonces yo les estoy educando como creo que es fundamental para que no se nos ponga nada por delante y para que sean felices.

¿Cuántas veces has hecho el camino? 

Pues esta ha sido la tercera ya y lo voy a seguir haciendo.

 ¿Y qué sientes cuando lo haces?

Pues es un camino lleno de espiritualidad, amor, entrega y sacrificio. Hay momentos duros, pero te ayudan, en otros momentos ayudas tú. Y, llegar a la plaza del Obradoiro y que la gente rompiera en un aplauso infinito fue precioso.  

Ya que estamos por el norte, vámonos a la tierra vecina. Te gusta mucho Asturias y su Descenso del Sella, ¿qué te vincula con la tierra de Don Pelayo?

Muchísimas cosas me vinculan a Don Pelayo, a Gijón. Una de ellas es Gaspar Rosety: siempre que voy a la playa de San Lorenzo me acuerdo muchísimo de él y, bueno, hablo con él también, porque ya te digo que para mí están vivos en nuestro corazón y en Gijón tengo al padrino de mi hijo.  

Y, luego, voy al Descenso del Sella todos los años, porque esa actividad es maravillosa. Vamos un voluntario y una persona con discapacidad. Este año no había tantos voluntarios por la Covid-19, así que a mí me tocó con otro chico con discapacidad y quedamos terceros. Nunca una mujer había hecho podio en el Sella y otra chica fue Plata -una chica de Zaragoza que también tiene una discapacidad y rema-. Fue algo histórico porque en el podio siempre han estado hombres, sobre todo padelistas y piragüistas

 ¿Cómo surge la Fundación Irene Villa y qué es lo que hacéis? 

Nuestra fundación lleva ya unos seis años. Se le ocurrió a Juan Pablo, mi exmarido, tuvo mucho apoyo de Gaspar Rosety y mucha gente le animó y le ayudó. Ahora es mi hermana la directora, y estoy muy orgullosa de ella, porque tiene unas ideas maravillosas y está totalmente entregada. Creo que por fin ha podido dar cerrojazo a ese ciclo tan terrible que se abrió hace 30 años y por fin veo que le da un sentido a tanto dolor, ayudando a otras personas. Al final hay que darle la vuelta a lo que nos ocurre y hay que encontrar un sentido o te vuelves loca. 

Es un proyecto precioso, sinceramente. ¿Hay alguna iniciativa a la vista?

Pues ahora acabamos de venir del camino y vamos a hacer un evento solidario muy bonito el 11 de diciembre, en Silk, para el cual espedo que nos ayude mucha gente y así poder financiar lo que viene el año que viene: esquí, piragua, buceo, caballos, terapia con animales, en hospitales…

¿Es importante el animal en las recuperaciones?

La terapia con animales es mágica, potencia lo mejor de los niños, por ejemplo, con autismo o con discapacidades de lesión cerebral. Y, en concreto, tenemos un proyecto con caballos que es muy bonito.

Y ya, aprovechando que se han puesto las luces de Navidad, ¿Qué hará Irene Villa las próximas navidades?
Pues celebrarlo con mis niños y viajar, lo de siempre. Cuando tenga a los niños estaré con ellos y cuando no estemos juntos pues viajaré. Aún no sé a dónde, tengo que buscar. 

 Finalmente, ¿cómo compaginas todo?

Pues desde que me separé de mi marido, los niños están una semana conmigo y otra semana con su padre. Así se facilita bastante la logística para los dos. Y mis hijos están felices tanto cuando están con él como cuando están conmigo. Así que no puedo pedir más a la vida.

Jorge de Arco: «Es complejo decir que eres escritor porque normalmente la pregunta que viene después es: ¿y qué más?»

Luis de Arco

Adela Rosety con Jorge de Arco para Madrid365

Jorge de Arco, poeta y crítico literario. Premio Nacional José Zorrilla, nos cuenta cómo se enteró y lo vivió. La importancia del poeta en estos días y de las redes sociales.

Jorge de Arco, sensible, amable, cercano, humilde, son algunas de las palabras para definir a quién hoy nos acerca al mundo de la poesía en la Azotea de Madrid365.

¿Son estos tiempos duros para los profesionales de la literatura?

Bueno, la literatura siempre hay que considerarla desde el plano de la difusión, distribución y demás. Nunca es sencillo porque la cantidad de personas que nos dedicamos a ello va en aumento. Entonces, desde ese punto de vista es complejo, porque lógicamente la difusión ha variado, la redes nos han ayudado mucho mientras que el papel va quedando más obsoleto.

Creo que en tiempos complejos como estos que hemos vivido y seguimos todavía viviendo la literatura es un marco maravilloso para reinventarse. Yo creo que además eso sirve de catarsis, de desahogo, para encontrar un refugio y un cobijo en el que el yo, que es el yo que cuenta, que experimenta, que narra o que realmente relata su experiencia. Son tiempos en los que la literatura te consigue reinventar y refundar de ti mismo.

Hablando de redes sociales como canal donde desarrollarse, ¿crees que estamos ante un renacer de la poesía, una nueva manera de concebir?

Yo creo que sí, sobre todo en la amplitud que tiene a la hora de abarcar un sinfín de voces. Creo que antes la limitación del papel hacía que tu presencia poética, el conjunto en general literario fuera menor, porque lógicamente hay que tener una serie de circunstancias favorables: una editorial, un distribuidor, una serie de ventas… Y, las redes sociales son algo bueno, pero tengo la sensación de que se ha perdido en buena manera un filtro. Pero no quiero decir con esto que no sea positivo el hecho de que haya un mayor número de estética, de tendencias, de voces que antes desconocíamos, porque ahora tienes acceso lo mismo a un poeta australiano que a un poeta chino o a uno hispanoamericano, cosa que antes era mucho más compleja porque tenía que llegar a través del papel o a través de traducciones, etc.

Ahora es más fácil pero, igual que se ha perdido un poco el filtro, también se ha perdido la crítica. La crítica literaria establece una serie de parámetros que ahora los blogs también ejercen, con toda la mejor voluntad dan cabida a todo tipo de opiniones, por todo tipo de personas, sean expertos, sean personas cultivadas y personas con capacidad de tener una identidad crítica sobre un texto o no.

Y en esta misma línea, ¿crees que la figura del poeta está bien valorada en España? El poeta contemporáneo, aquel que cuenta sus historias a través de la poesía… ¿Crees que en esta sociedad nos hemos quedado un poco en los mitos antiguos, y eso hace que no se valoren las nuevas voces?

No, yo creo que la valoración es buena en el conjunto. Hay también una venda a toda esta cuestión que tiene que ver con ser un hombre de letras que también está en cuál es tu profesión. A mí cuando me preguntan es complejo decir que eres poeta o es complejo decir que eres escritor porque normalmente la pregunta que viene después es: ¿y qué más?

Pero no porque no sea digno, sino porque da la sensación de que económicamente no es sustentable ni es salvable. Pero bueno, sí que creo que hay un concepto positivo en el hecho de que seas una persona que se dedica a la literatura o a la poesía en concreto. La poesía es minoritaria y siempre, a mi entender, lo será; porque la capacidad que hay de que tenga un público y una recepción
muy alta no suele ser habitual y eso se demuestra fácilmente: si vamos en el autobús o en el metro, a un café o a un lugar, encontrar una persona que está leyendo poesía es muy complejo.

Pero es muy bonito ser poeta. Hay que reconocer que también hay una tendencia positiva y amable hacia el mundo de la poesía. En este sentido, la poesía tiene enigmas, misterios y otras cuestiones sagradas que están un poco más alejadas de cuestiones que sean propiamente una moda, o gustarte o llamarte la atención.

Premio Nacional José Zorrilla. Cuéntanos cómo fue ese momento, ¿cuándo te informan de ese premio, cómo lo recibes?

Pues realmente fue un premio muy bonito. Primero porque quien me llamó fue Luis María Anson que, al fin y al cabo, como periodista y como hombre de letras y académico, es siempre una inmensa alegría que sea él quien te dé la noticia. Y, luego, porque también era un premio que surgía en su primera convocatoria en Valladolid, una tierra de letras y de escritores muy importantes.

Además, Zorrilla fue un hombre muy singular, que hizo mucho por las letras, que perdió, que luchó enormemente y que, al ser la primera convocatoria, lo que pretendía el premio era dar una dimensión distinta a su imagen. Y, sobre todo, porque la persona que patrocina el premio y quién realmente lo creó, Enrique Cortejo, ha sido un hombre que también ha luchado mucho por las letras y por el teatro y lo sigue haciendo. Fue una satisfacción enorme por esas razones.

Una pregunta un poco difícil, porque es como escoger entre los hijos, pero…  ¿de todas tus obras, de cuál te sientes más orgulloso y de cuál menos?

Bueno, a mi entender, creo que la mejor siempre es la última. Yo he entendido la poesía como un proceso de superación, aparte de empíricamente vital, en el que consigues identificarte con lo que has vivido y con tus experiencias de mejor forma para contarlo, porque con los años no solamente son lecturas lo que acumulas, sino experiencias vitales y de todo tipo, al menos en mi caso. Aunque hay otra gente que tiene también esa capacidad de ficcionar mucho más.

Y, creo que del que estoy menos orgulloso es de mi primer libro. No soy como Juan Ramón, que no se va buscando por las librerías para acabar con él y secuestra la edición de los que había por ahí. Pero creo que el primero, porque al fin y al cabo no tienes que nacer sabiendo. Pero es cierto que hay una serie de cuestiones que cuanto vuelcas en papel, lo que tu primera manera de enfrentarte a la poesía creo que ahí hay una parte muy inocente, inocente, ingenua. Hay cuestiones que no están trabajadas precisamente por ser esa primera vez.

¿Qué es mejor: reescribir eternamente, por así decirlo, o saber poner freno (aunque con perspectiva creas que lo podrías haber hecho mejor) y quedarte siempre con esa primera versión?

Yo me quedo siempre con la primera versión. En el año 2017 publiqué una antología de los 8 libros que había publicado hasta entonces, y tuve la tentación de reeditarlos pero no lo hice. Es decir, si se publicaron así hace 25 años, por algo sería. Y creo que también eso ayuda. No sólo te ayuda a ti, sino ayuda a quien te lea a constatar una evolución. Y ojalá que a mejor.

Se nota que escribes con mucha alma, con sentimiento y con gozo y que lo transmites mucho. ¿Cómo consigues eso? ¿Cómo trabajas para llegar a ese punto?

Bueno, creo que lo primero que hay que hacer es dejar pasar el tiempo. Todo lo que conlleva una emoción o un sentimiento, creo que lo primero que tienes que hacer es conseguir que se asiente. La poesía yo la entiendo como esa parte en la que se sugiere, no en la que se evidencia.

Y creo que en ese gozo también va una cierta parte de mí, que es vivir la vida con mucho optimismo. Soy una persona positiva y optimista que escribe tanto en los momentos malos como en los momentos buenos.

Luis Alberto de Cuenca define las dos primeras partes de Fiebres y Desiertos como amor incendiario, ¿qué es para ti el amor incendiario?

El amor incendiario es realmente el que no se cuenta de una forma que no sea poética. Si tú no dejas una parte de misterio, de enigma, si no envuelves al lector en lo que es una atmósfera en la que se pueda sentir cómplice de ti, es muy difícil que cualquier forma de amor incendiario sea realmente factible. Entonces creo que lo primero que tienes que hacer es contarlo, pero desde la perspectiva en la que alguien pueda sentir que ese amor también es suyo.

En cierta manera, si echas la vista atrás, es imposible pensar que tú puedas contar algo del amor que no se haya contado ya. La única ventaja y la única opción que te queda es contarlo con la mirada que tienes, desde dentro. Porque tus ojos son los que miran únicamente como miras tú.

Si tuvieras que elegir un amor: ¿de película, de novela o de poesía? 

Creo que me quedaría con el de poesía. Es el que más real me resulta. El amor de película y el amor de novela muchas veces me han parecido más ficticios. El de poesía es el que entiendo y el que he sido capaz de contar cuando ha sido amor o desamor.

¿Cómo afrontas ese miedo, tan conocido entre periodistas, escritores y artistas, a la hoja en blanco?

Antes era muy peliculero eso de sacar el folio de la máquina de escribir y tirarlo a la papelera. Ahora ya no hay máquinas de escribir, pero creo que se resuelve con disciplina. Es decir, es muy difícil creer en la inspiración. Creo mucho en que la inspiración llega trabajando.

Hay momentos, por supuesto, en los que estás mucho más creativo o más activo, más lúcido, con más ganas de contar también, porque lo que quieres contar es nuevo, no lo has contado antes. Pero la disciplina es realmente importante. La poesía es verdad que la dejas venir un poquito, pero solo un poquito, porque si la dejaras venir hasta que el poema surgiera así como muy de película fluido y rápido, no sería poesía.

Y por último, ¿qué es lo mejor de escribir para ti?

Bueno, yo creo que lo mejor es la recepción de las personas a las que llegas. Por ejemplo, en los institutos y colegios a los que he ido y han leído cosas mías, lo mejor es saber que lo han leído y que les ha gustado. Saber que hay un eco de tu trabajo en sus lectores.

También está el otro lado del espejo: que te digan que no les ha gustado o que el libro no tenga éxito, pero eso también construye y también ayuda a uno mismo. Hay que ser consciente de eso, pues ser escritor es muy bonito pero nadie te dice que vaya a salir bien.

Es como en el afán de ser futbolista, querer jugar para el Real Madrid o el Barcelona. O querer ser periodista y querer trabajar en un medio con mucho eco y trascendencia. Para ir al Bernabéu a retransmitir, quizá tendrás que haber estado antes en el campo del Moscardó. Hay que tener eso presente. Pues hay gente que se rinde muy pronto y gente que piensa que el éxito está muy manipulado, que los premios están dados. Así que lo primero que tienes que tener es devoción, después creer en lo que haces y, por último, ser paciente y muy constante. Ah, y ser humilde. Sin humildad, muy lejos no vas a llegar.

BENAHOARE (LA PALMA)

Dedicado a mi hermano Nicolás que nos dejó un 24 de septiembre de hace nada.

Tarde o temprano el volcán durmiente tenía que despertarse, tarde o temprano la poca laxitud del terreno se volvería contra la propia tierra, su natural epidermis, para mostrar, para enseñar al mundo que a la naturaleza nadie puede hacerle frente. Cuando la naturaleza habla dicta sentencia y ni el más alto tribunal, civil o eclesiástico, puede revocar su veredicto final.

Hoy todas las miradas se dirigen a una isla hermosa, plena de luz y de color, una isla que junto a sus otras siete hermanas cohabitan acunadas bajo el manto protector del gigante Atlántico, el océano de nuestros primigenios sueños y anhelos. Allí abajo, alejada de la tierra peninsular, más africana que europea, camino y paso de culturas, de mestizajes, allí donde el tiempo y la vida van a otro ritmo, con más pausa, con más sosiego, como queriendo disfrutar de las cosas un poquito más.

26 de octubre de 1971, hace ya 50 años, otro volcán palmero, de nombre Teneguía se alzó majestuoso contra el poder establecido de una tierra fecunda que tembló de costa a costa. 24 días de bramidos sulfurosos, de ríos, no de color púrpura sino de magma, 24 días de agitarse y convulsionarse presa de un enloquecedor estertor, casi epiléptico, que abrió a la isla ‘Bonita’ en canal.

El Teneguía había sido, hasta hace unos días, el último de los volcanes isleños en levantase, en erguirse y proclamar a voz en grito su reinado ¡Dios guarde al Rey!

Después de aquellos 24 días de quejidos abisales el volcán sufriente e hiriente se ladeo hacía su izquierda y volvió a quedarse profundamente dormido, asido a la tierra que un lejano día lo vio nacer. El periodo de hibernación acababa de comenzar.

Los calendarios empezaron a caer, los años a pasar; la vida, pausada y serena, transitaba entre vivencias varias, paladeando cucharadas de bienmesabe, el rico sabor de lo nuestro, la vista oteando la hermosa y legendaria Caldera de Taburiente, allí donde los antiguos aborígenes de la isla se reunían para educar y de paso soliviantar al mito, a la leyenda…; cuando de pronto, cinco lustros después, otro volcán palmero, hermano del Teneguía, decidió despertarse y levantarse en armas. Vómitos de lava y lenguas de fuego. Descenso lento pero con paso firme buscando salida al mar, buscando donde caer vencido y rendido; y a su paso todo que devora, todo que destruye y quema a más de 1000º de temperatura. Ni en el infierno de Dante hace tanto calor.

Cumbre Vieja se hace oír. El volcán en forma de dragón literario, emulando a aquellos seres pérfidos que mientras volaban escupían lenguas de fuego. Cumbre Vieja se ha vuelto transgresor y dicta su veredicto y por ende su sentencia. Derecho Civil, Derecho Romano, incluso Derecho Canónigo, todos ellos y algunos más presa de las llamas purificadoras. Puede que Cumbre Vieja, al igual que antaño hiciera el inolvidable y recordado Teneguía, quieran mandarnos un mensaje; tal vez busquen,  desde lo más profundo de sus entrañas, expiar nuestros múltiples y variados pecados. Lujuria, gula, ira, soberbia, pereza, avaricia, envidia. Siete vicios capitales que llevamos cosidos a nosotros desde que la humanidad echó a andar.

Hoy el mundo vuelve su vista hacia La Palma, y lo hace entre abducido por el espectáculo que ofrece el fuego y preocupado por los gritos desgarradores y casi suplicantes que emite Cumbre Vieja, el volcán de los lamentos, el volcán de las amarguras y tristezas. También los lugareños lloran y genuflexionan ante lo que se les viene encima. Minutos para correr, minutos para huir.

La Palma se desangra ladera abajo. La lava lo engulle todo con una voracidad insaciable. Lo hace con gula, a la manera y forma romana, como si de una bacanal dionisíaca se tratara. ¿Dónde estás Horacio?, ¿dónde escondes tu “beatus ille”?, hoy más que nunca necesito cobijarme al amparo de los Clásicos, me urge encontrar un lugar de paz, de equidad, lejos de la vía del sufrimiento, del dolor más intimista y personal.

La Palma, Benahoare (“mi patria”, “mi tierra” según Abréu Galindo), no encuentra la manera de cerrar las heridas que se abren en la tierra camino al mar; allí donde el padre Atlántico intentará cauterizarlas y de paso mitigar dolores. Las gentes pierden sus casas, pierden sus enseres, por perder pierden una gran parte de su identidad. No hay consuelo en sus corazones, solo tristeza, miradas perdidas, creencia de que todo es un mal sueño y que pronto despertaran. Pero no, no lo harán; la lava seguirá ladera abajo, desbocada, desatada, henchida de un poder interior, ese que le da el estar al lado de lo natural, de lo que ni el hombre ni nadie pueden controlar. El espectáculo que se abre antes los ojos es sencillamente dantesco. Mezcla belleza con ruindad.

Las Islas Canarias son en conjunto un enorme y mayestático volcán. Ora apagado, durmiente, silente; ora encendido, despierto, ruidoso. La naturaleza en su máxima expresión. Las Islas Canarias exhalan e inhalan todo el aroma poético y no tan poético que proveniente de sus milenarias entrañas se asoman cada cierto tiempo al exterior a través de sus femeninos y ardientes volcanes. Volcanes turgentes, recostados y ladeados “Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverum reverteris” (Génesis 3,19).

                                                                             DIEGO DE VICENTE FUENTE

EN MISLATA (VALENCIA) A 23 DE SEPTIEMBRE 2021

Julian The Angel: «He hecho más de 12 horas de sesión y no me he drogado»

Julian The Angel
Julian The Angel en la Azotea de Madrid365

Adela Rosety con Julian The Angel en La Azotea de Madrid365

Julian The Angel es uno de los DJ y productores españoles con mayor proyección. Le puso sonido al programa de éxito Gandía Shore aunque se quedó impactado cuando se enteró. Ha sido protagonista y ha dado la nota en todas las salas de la capital española.

Ahora, Julian, se enfrenta a un nuevo proyecto que es todo un reto. Nos habla de su experiencia, sus ganas y sus gustos en La Azotea de Madrid365: un chico antidroga que se mueve en la noche.

DJ y Productor musical, ¿qué te gusta más?

Voy a ser sincero contigo. Casi están a la par, pero yo soy más DJ que productor. Al final, cuando produces sacas lo que tienes en la cabeza y es fantástico, te metes en el estudio y lo compartes con la gente. Pero creo que soy un inútil produciendo al lado de lo bueno que soy pinchando. Las cosas como son.

¿Qué es lo mejor que has hecho produciendo y de lo que te sientes más orgulloso?

Creo que no soy el mejor para decirlo. Cada producto ha dado su resultado. El tema de Gandía Shore fue fantástico, el top 1 en la plataforma de música electrónica online más importante del mundo. He producido para personas muy importantes también.

No puedo decirte algo exacto porque cada proyecto ha dado su resultado y ha funcionado como tenía que funcionar, que es lo importante. Como productor tengo una mente diferente y es ahí donde se complica la historia.

¿Qué te hace diferente a ti como productor?

No creo que tenga nada diferente. Igual si lo tuviera estaría dándome abrazos con David Guetta. Cuando produces algo te tiene que salir del corazón, es como un hijo, según la mayoría de la gente, en cambio para mí no.

En mi caso, es algo para que de un resultado. Lo creo, lo hago y que ruede, funcione y se disfrute. Yo produzco para pichar. Si yo no necesitase producir para estar en el calendero para pinchar todos los fines de semana, seguramente no produciría.

¿Cómo fue el tema de Gandía Shore?

Gandía Shore fue una historia considerable. Yo produzco una base y en un momento dado de la vida me presentan a Mc Levit, que es el cantante de la canción. Yo no le conocía de nada y a día de hoy es un hermano de otra madre. Tiene un corazón que no le cabe en el pecho y es espectacular. El tema de Gandía Shore lo escribió él, lo compuso, me lo enseñó y lo grabamos.

Entonces, llevé ese tema a una de las dos discográficas más importantes de aquel entonces. En ese momento, escucharon el tema y me dijeron “bueno, tampoco tiene nada del otro mundo”, así que me fui a la otra discográfica. A ellos sí que les gustó, hicimos unos retoques y arreglos y MTV decidió quedarse con nuestro tema para el programa. Esa es toda la historia.

¿Qué significa la música para ti?

Pff… es una buena pregunta. La música para mí es como las mujeres. Es lo más bonito y lo más perfecto y lo que canaliza toda mi vida. ¿Por qué digo como las mujeres? Porque hay veces que por mucho que les prestes todo el amor del mundo, no te sale bien o tarda en salir bien pero, aún así, para mí es lo más bonito del mundo.

¿Qué referentes musicales tienes?

Me gusta mucho Bob Sinclair porque es muy de mi rollito y a todo aquel que le guste la electrónica debería darle las gracias a David Guetta, que fue el que consiguió que el “chunda chunda” fuera mundial. Consiguió unir a artistas europeos y americanos, para mi es un ídolo.

¿Cuándo te diste cuenta de que te gustaba la electrónica?

Siempre he sido muy melómano porque mis padres siempre lo han sido. Me empezó a gustar la electrónica estudiando en mi habitación mientras el vecino de abajo escuchaba esa música a todo volumen. En ese momento recuerdo que pensaba «este desgraciado no me deja estudiar», pero al final me acabó gustando. Un día me lo encontré en el edificio y empezamos a hablar sobre la música que escuchaba, me empezó a dar discos y me enamoré perdidamente.

¿Cuándo pinchaste por primera vez?

Pues mira, con 13 años me gasté toda la paga que tenía ahorrada, de mi abuela, de mi otra abuela y de mis padres, en comprarme dos platos y una mesa. Cuando ya descubrí electrónica, como había radios, grababa las cintas y le daba a pause y a play y lo mezclaba yo. Era un éxito en el colegio.

¿Lo utilizaste para ligar?

Por aquel entonces yo era un pardillo. Se me acercaba alguna chica así como para darme un beso y yo «uy quita, ¡qué miedo!» (risas). No, no, nunca lo usé para ligar. Porque además yo empecé con quince años con mi primera novia y estuve con ella hasta los veinte.

¿Cómo es el cambio del antes y después de la pandemia?

En mi caso, y en el caso de España, tras la pandemia no ha variado mucho. La electrónica está muy de capa caída ahora mismo. Cuando estaba la Súper o Matinee funcionaba bien, pero ahora con los hoteles a medio abrir, Ibiza cerrada… es un desastre. Aún así, se nota que la gente tiene ganas de que vuelva la fiesta.

¿Cabina o estudio de radio?

Son dos cosas distintas. Soy muy comercial con la música, me encanta lo comercial. Entonces, al final, poner lo que me gusta es poner lo que le gusta a la gente también. En cambio, la radio tiene pros y contras. Quiero decir, en una cabina de discoteca tienes a muchas personas delante, ellas te ven y tú les ves y es muy cercano, pero no da pie a la imaginación.

En cambio, en la radio, en vez de tener a 5.000 personas escuchándote tienes a 160.000, según el EGM. Si tuviera que elegir, pese a que son diferentes, quizá me quedaría con la cabina de la pista de discoteca.

Has estado en todas las salas de Madrid, fuera de la capital, en la Expo de Zaragoza…

Sí, en 2007 estuve en la Expo de Zaragoza todos los miércoles. Me deben dinero, mucho dinero.

Todo lo que has hecho hasta el momento lo sabemos, pero… ¿qué viene ahora?

Si Dios quiere, viene el proyecto más espectacular que he hecho en mi vida, a nivel profesional y personal. Antes de la pandemia, yo estaba luchando mucho y estaba un poco cansado de todo en general… hasta que se cruzó una persona en mi vida y me cambió todo. Estando en mi peor momento, apareció Adela Reina con las herramientas y las ganas de ayudarme en un proyecto que sé que va a funcionar. Adela es increíble y sé que vamos a hacer algo espectacular.

Adelántanos algo…

Me prometí que esta vez no iba a contar nada. Va a ser un golpe en la mesa. Si conseguimos hacerlo como queremos y con la continuidad que esperamos, aunque es verdad que no hemos inventado nada, pero al ser algo tan especial y puntual va a ser brutal. Es algo que no es habitual en España.

Os habéis unido para dar la nota, ¿no?

Ojalá. La verdad es que Adela trabaja increíblemente bien, me tiene sorprendido. Ella me ha dado la vida y lo sabe. Está muy ilusionada y lo contagia. Pocas personas conozco que apuesten por algo y tiren del carro. En su momento, tuve la buena suerte con 19 años de conocer a Nacho Merino, que fue quien tiró de mi. Así que Nacho y Adela son dos personas que han llegado en momentos clave con proyectos bonitos y ganas.

Las drogas en la noche, ¿cómo influyen? ¿hay tanta?

Yo no te puedo decir porque no he probado nunca la droga, de hecho, soy antidroga, y no me suelo relacionar con personas que consumen.

Cuando empecé a pinchar con 16 años en mi primer garito, un día, comiendo con mis padres, me dijeron que su mayor decepción sería que yo estuviera metido en el mundo de las drogas. En ese momento dije que jamás lo haría.

Aunque una vez, un técnico de luces me dio una muy buena lección. Trabajé con él bastante tiempo, era un tío fantástico, legal e increíblemente educado. Al tiempo me enteré de que consumía cocaína, porque él me lo dijo, y no supe disimular mi rechazo, a lo que él me dijo: «la gente no es peor persona por drogarse». Y tiene razón, no me gustan las drogas pero cada uno elige su historia.

En cambio, hubo otro día en el que en una discoteca me presentaron a un chico, con su traje, educadísimo, amable… Eso fue como a las 10 de la noche. Cuando le volví a ver a las 3 de la mañana, era otra persona completamente distinta: su forma de hablar, de moverse… Me invitó a un after y me ofreció cocaína, y en ese momento dije que a mi jamás los demás me verían así, ni yo mismo.

Entonces, no es necesario, no es el combustible para aguantar pinchando y trabajando de noche, evidentemente, ¿no?

No es necesario drogarse para aguantar una sesión. Eso de que es necesario o que todos los que trabajamos en la noche necesitamos ese extra es mentira. Rotundamente. Quien lo hace es porque quiere y utiliza eso como excusa para no tener que decir “me encanta drogarme”. No hay más historia.

Yo he hecho sesiones de tarde, de noche, de after y postafter, empezando a las 9 y terminando a las 2 de la tarde y después me he ido a mi casa, me he acostado y me he dormido. He hecho más de 12 horas de sesión y no me he drogado. Odio la droga.

Matías Prats Chacón: “Los periodistas deportivos solemos ser futbolistas frustrados”

Matías Prats Chacón
Matías Prats en La Azotea de Madrid365

Adela Rosety con Matías Prats en La Azotea de Madrid365

El tercero de una saga de periodistas que ha hecho historia en este país. Matías Prats Chacón o Matías Prats Junior, para muchos, comenzó a hacer sus primeros pinitos en los partidos del colegio y, desde entonces hasta hoy, su vida no se ha separado nunca del deporte. Apasionado de narrarlo y practicarlo.

Matías Prats III, un ejemplo de vocación, ganas y actitud. Apasionado de la radio y de la lectura, familiar, amigo de sus amigos y una sonrisa constante. Matías se abre en La Azotea de Madrid365 personal y profesionalmente.

¿Periodista por imitación casera?

Desde luego, soy periodista por vocación. Somos periodistas porque lo llevamos en los genes, lo llevamos dentro. También quizás por imitación, porque lo hemos visto en casa, en mi padre, mi abuelo. Claramente yo tenía
dos referentes, dos espejos donde mirarme.

¿Cuándo te diste cuenta que querías continuar la saga?

Me di cuenta muy, muy pequeñito. Es verdad que los periodistas deportivos solemos ser futbolistas frustrados. Y algo así me pasó a mí cuando me di cuenta de que no tenía mucha habilidad para el fútbol, me dediqué a narrar los partidos de mis compañeros en el recreo. Y ese creo que fue mi primer contacto con el periodismo deportivo. Así que me di cuenta pronto de que mi sitio estaba en un micrófono y no calzando las botas de fútbol.

¿Cómo ha influido tu apellido?

Pues te diré que ha influido para bien siempre, porque creo que tanto mi padre como mi abuelo han sembrado cosas buenas. Han respetado mucho su oficio, que ha respetado mucho a la audiencia, a los televidentes, en el caso de mi padre y eso lo he recogido yo en forma de cariño, de aprecio y de admiración. Yo voy por la calle y me paran y preguntan por mi abuelo y mi padre.

¿Qué papel ha jugado tu abuelo?

Tengo un ídolo y es mi abuelo. Un periodista extraordinario, con unas cualidades asombrosas que se hizo a sí mismo. Fue un autodidacta, no estudió mucho el oficio, pero tenía unas cualidades innatas para desarrollarlo.
Creo que hay cualidades de él que he podido heredar, pero en una menor medida, claramente. Me gusta la radio, quizás fue él quién me transmitió esa pasión por el medio.

¿Qué crees que han aportado ‘Los Prats’ a la profesión periodística y a la sociedad?

Yo no he aportado absolutamente nada. El que ha aportado ha sido mi abuelo, que es pionero. El primero que narró el gol más importante de la historia de España, el gol de Zarra. Introdujo muchísimos conceptos en la narración futbolística que a día de hoy todavía se utilizan. Fue el primero en ubicar a los jugadores en las partes del campo, fue el primero en llamar cancerbero al portero, “la cepa del poste”, un montón de terminología que se sigue utilizando hoy día y también en los toros fue el primero en describir de forma tan milimétrica los movimientos, la astucia del torero e incluso el traje del torero, la belleza del toro. Marcó el camino.
Mi padre tiene un estilo propio, muy concreto, difícil de imitar también, que ha sabido llevar con el paso de los años, adaptándose a cada época. Por ejemplo, llega un momento en el que ya en la cadena privada introdujo una serie de chascarrillos o bromas, que es por lo que le conoce mucha gente joven. Los mayores le tienen como Matías Prats, el de los informativos de toda la vida, el de las Torres Gemelas. Ha sido también un poco innovador en atreverse en un informativo de máxima audiencia, serio y formal, en arrimarse un poco al humor.

¿Te ves en un plató con tu padre?

Me veo llevándole los cafés a mi padre. Yo creo que en un plato juntos sería raro. Primero, él es mucho mejor que yo, quedaría yo siempre mal y luego creo que se merece ya los años que le quedan que nadie le robe ni un segundo de prestigio, de gloria, de respeto, de admiración, pero sí que reconozco que me haría ilusión, aunque sea un ratito compartir plató con él.

¿Por qué eres periodista deportivo y no político, económico o de sociedad?

Por una razón muy sencilla, pensé, ¿Cómo puedo empezar en el mundo del periodismo? Pues con algo que a mí se me dé bien. ¿Qué me gusta a mí? Los deportes. Es de lo que más sé, si: sé de fútbol, de baloncesto, de ciclismo, etc.

Dije pues es una buena vía y me dieron la oportunidad en Radio Marca, que es una radio de deporte 24 horas. El deporte te permite ser apasionado, ser menos ecuánime, mostrar tus emociones, tus sentimientos. El deporte te abre muchas puertas, te suelta, te hace atreverte, perder el miedo y además te permite disfrutar de experiencias inigualables: Mundiales, Eurocopas, Juegos Olímpicos, finales de Champions, de Copa del Rey, esos acontecimientos vienen de la mano del deporte.

¿Qué te dijo tu madre? ¿Te ha apoyado siempre?

Mi madre se mantuvo un poco al margen. Para ella era una batalla perdida. Así que se dedicó a animarme, a apoyarme, a jugar un papel también preponderante, porque ha sido la que me ha aguantado los días malos, la que
me ha aconsejado y tutelado no solo en mi profesión, sino también en mi vida personal. Doña Maite sabe lo que es esto, un oficio muy bonito, pero también muy sacrificado.

Aparte de comentarlos, ¿qué deportes practicas?

He sido futbolista hasta los 30, pero las lesiones me han retirado, por desgracia. Juego al pádel y voy al gimnasio. Me gusta correr, pero la rodilla me dijo basta preparando el último maratón de Valencia.

¿Cómo has vivido la Eurocopa?

Extraña, rara, multisede, 11 sedes diferentes, 11 países. La Covid lo ha complicado todo, sobretodo a la hora de producir en un evento tan grande. Pero lo primero es que España me ha sorprendido para bien: creo que hemos cumplido.

¿Os habéis encontrado muchos obstáculos?

Sí, muchos, sobre todo al viajar por Europa. Hemos pasado muchísimos controles anti-covid, hemos pasado incluso dos o tres en el mismo día, sobre todo en Londres. Por ejemplo, entrevistar a un jugador con una pértiga a cuatro metros hace que se pierda un poco la calidez, el poder de sus sensaciones, su mirada, su risa, pero bueno… la UEFA ha hecho un gran esfuerzo para que esto se pudiera celebrar y creo que ha sido un éxito de organización.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Mi oficio me gusta porque me permite hablar en la radio, escribir en un periódico o escribir un libro y presentar un informativo en la televisión. Es un modo de vida. Yo no dejo de ser periodista. Las 24 horas del día me levanto con un periódico, con internet y me acuesto con un libro o con una película, intentando acumular conocimientos y sabiduría que me puedan ayudar en mi profesión. Así que soy periodista vocacional que disfruta a diario con lo que hace.

¿Tienes algún nuevo proyecto?

Estoy terminando un libro, una novela. La tenía que haber terminado hace tiempo, pero me di un parón para cogerlo con más perspectiva. Creo que va a quedar algo decente. No creo que sea un best seller y no me considero un escritor, al revés, soy un periodista que ha hecho sus pinitos escribiendo una novela con toda la humildad del mundo.

¿Quiénes son tus referentes?

He leído todos los libros que están de moda. El otro día estuve con María Dueñas compartiendo una charla y me pareció una mujer interesantísima, llena de conocimiento, llena de ambición por publicar más novelas.
Ruiz Zafón, Pérez-Reverte son personas que venden muchos libros con razón. Patria, que ha sido un best seller de Aramburu y me encantó. También leo clásicos, desde Dickens hasta Dostoievski, gente que a lo mejor no es una lectura tan fácil, pero sí que te aporta mucho.

¿Qué esperas de tu Atlético de Madrid esta temporada?

Simeone está empeñado en decir el título más importante es la Liga. Es el título de la regularidad pero a cualquier Atlético nos ilusiona, nos apasiona y soñamos con la Champions, es lo que nos queda para redondear la etapa del mejor entrenador de la historia al Atlético de Madrid. Para mí es un entrenador milagro, tiene un mérito enorme lo que hace. Madrid y Barça saben que si se despistan ahí va a estar el Atleti. Creo que nos va a dar alegrías el Atleti este año.

Y, ¿qué esperas de sus jugadores?

A ver, han fichado un argentino, Rodrigo de Paul, que me da muy buena espina porque es un jugador muy cholista, muy del Atleti y muy de entregarse, tiene buena técnica, también con mucho recorrido en el campo, que no se deja nada y creo que va a mezclar muy bien con otros, con los jugadores que ya tenemos.

Y la vuelta de Griezmann es un salto a nivel futbolístico, aunque hay mucha gente que le tiene manía. No es un jugador que me caiga especialmente bien, pero como futbolista no hay duda de que es un tipo que le vendría muy bien a este equipo.

Y ¿qué jugador te cae especialmente bien?

Pues mira, me cae especialmente bien Koke, el capitán del Atlético de Madrid. Morata, que le han dado muchos palos. Me parece un buen tipo y un buen futbolista. Y, para nombrarte uno del Barça, Piqué. Piqué que es el entrevistado ideal, el tipo que siempre dice lo que piensa, que no se calla, que es rebelde y vacilón. Una joya para nosotros.

Ahora que hablas de Morata, ¿qué opinas y cómo se ha vivido todo lo que ha sucedido en la Eurocopa con el madrileño?

A ver, creo que a veces se equivoca en ser tan sincero. “Sé por qué me pitan, no sé qué”. Creo que debe mantenerse más al margen de las críticas, pero aquí en España hacemos leña del árbol caído. Es verdad que él está más maduro, más hecho ya como persona, como jugador, a nivel mental, pero nadie está preparado para que todo un país te dé palos al día siguiente de un partido. Mira, incluso ahora lo hemos vivido con Simone Biles, que es una campeona inigualable y atraviesa ahora un momento, que le puede pasar a cualquier persona, de duda, de ansiedad. Y es lícito, es lógico. Hay que acompañar y comprender a los deportistas, no apalizarlos.

Maxence Segard: «“Un francés que ha abierto un italiano en plena pandemia, en el Barrio de Salamanca, ¿estás loco?”, me dicen algunos»

Maxence Segard
Maxence Segard, fundador de Allora

Adela Rosety en Madrid365 con Maxence Segard

Un parisino abre un italiano en pleno Barrio de Salamanca… no, no es un chiste: es Allora, un sitio donde ir con tus amigos y familia y compartir buenos momentos. Un servicio familiar que ayuda a curar las resacas cuando el cliente llama diciendo “prepárame mi pizza, por favor”.

Su fundador, Maxence Segard, se casó con una joven madrileña, quien ha hecho que comience esta aventura de disfrutar de la capital española y dando a los madrileños la oportunidad de que disfrutemos de su cocinaMax unió su hobbie, la hostelería, con su formación, finanzas, e hizo de ello su fuente de ingresos. Y nos lo cuenta hoy en La Azotea de Madrid365.

¿En Francia trabajaste también en el sector hostelero?

Tuve un restaurante en París, frente a la Torre Eiffel, durante tres años. Comencé con dos socios con los que tras años juntos acordamos un proyecto: la apertura y compra de un restaurante. Era una inversión. Yo tenía un trabajo en el área comercial y además me dedicaba al restaurante. Poco a poco la hostelería me fue enamorando hasta el punto de dejar mi trabajo y dedicarme por completo a ella.

¿Fue un cambio progresivo un acontecimiento determinado lo precipitó?

Fue algo progresivo aunque si hubo un suceso que aceleró el cambio. Teníamos un metre que no encajaba bien con el restaurante y con los clientes. En ese momento decidí meterme por completo a trabajar en el establecimiento y tratar directamente con la clientela.

¿Por qué decides venir a Madrid?

Cuando me casé con mi mujer -que es madrileña- sabía que antes o después vendría a Madrid. Hace como dos o tres años cuando ella tuvo la oportunidad de volver a Madrid, a un proyecto profesional. Y, tras tres años con mi restaurante abierto, en París, vi que era buen momento también para avanzar.

¿Notas mucha diferencia entre la hostelería en Francia y la de España?

Aquí se come y se cena muy tarde. Al principio me estresaba un poco porque llegaban las 7 u 8 de la tarde y no tenía clientes. Para mí no era lo normal. Ahora entiendo más los horarios españoles, pues empezamos sobre las 21 hrs. Para mí, la principal diferencia son los horarios.

¿Cómo nace Allora?

Quería hacer comida francesa en Madrid pero me di cuenta de que no había muchos restaurantes franceses en Madrid y me pregunté ¿por qué?… y es porque a la gente no le apetece ese tipo de comida. La cultura española es más de terraza, de picar, de compartir y nosotros, en Francia, somos más de platos principales y pesados. No iba a hacer comida española ya que aquí se come muy bien. Y mi familia me había enseñado mucho de comida italiana desde pequeño así que me pareció que era buena idea explorar ese camino: es una comida fácil de hacer, se puede hacer con buenos productos y gusta mucho.

¿Qué quiere decir que el Aceite de Oliva siempre gana a la mantequilla en España?

(Risas). En Francia se cocina mucho con mantequilla y nata, pero cuando hace 35 grados de calor no quieres ponerte a comer en una terraza algo con mantequilla y nata. En cambio, el aceite de oliva -tanto en el sur de Francia como aquí- sí apetece, en cualquier momento, cualquier plato que lleve aceite y cualquier plato que se pueda hacer con él.

¿Por qué un francés abre un italiano en pleno Barrio de Salamanca? Parece un chiste…

Así es. Un francés abre un italiano en plena pandemia, en el Barrio de Salamanca, ¿estás loco? me dicen algunos…(risas) Yo pasaba por Diego de León todos los días, y en el confinamiento, de pronto, me salió en los anuncios del móvil un local que estaba a menos de cinco minutos de mi casa. Desperté a mi mujer a las dos de la mañana diciendo: ¡este es! Ha sido genial. Me permite compatibilizar la vida familiar y la zona es perfecta, pero ese inicio si parece un chiste, un chiste gracioso y feliz.

¿Cómo compaginas ambas vidas?

Es todo un Tetris. Necesitas una buena organización. La parte buena de ser empresario es que gestionas tu tiempo pero también tengo que cuidar a mis clientes, escucharlos, etc.… Yo procuro pasar el máximo tiempo posible con mi hija. No es fácil pero si sabes organizarte sacas tiempo para cuidarlo todo.

¿Por qué se llama Allora?

Porque si vas a Italia, “allora” es una palabra que está prácticamente en todas las frases. Lo escuchas como diez veces en un minuto. Allora me recordaba a mi viaje a Italia así que surgió de manera natural y familiar, de tanto escucharlo, porque es el “entonces” con el que continuas una conversación.

¿Qué representa Allora?

Representa el restaurante sencillo, con buenos productos, donde se puede disfrutar de una copa en la terraza, un lugar donde compartir una pizza con tu pareja o amigos. Cuando vas a Allora, para mí, es como recibirte en mi casa, te cuido exactamente igual que a mis amigos cuando hacemos una comida en mi hogar, porque la clave es que te sientas como en casa, que estés bien y si mi cliente está bien, yo me doy por satisfecho. Y esto es posible porque estoy seguro del producto que ofrezco y por las ganas de compartirlo con todos.

¿Cómo ha afectado la pandemia un proyecto nuevo como éste?

No puedo quejarme de la pandemia. He encontrado mi lugar, he abierto un espacio en el que compartir tiempo y producto con todo aquel que se acerca a Allora. No me ha afectado como al restaurante que ya estaba formado con su equipo, sus facturas, etc… Ellos sí que han tenido que adaptarse en el sentido de cambiar cosas mientras yo he nacido con esas nuevas normas, por decirlo de alguna manera. Mi carta ahora es reducida y mi equipo también. Eso significa más trabajo para mí, pero merece la pena, porque poco a poco lo veo evolucionar. Animo a las personas a que luchen y emprendan porque la vida no está parada y hay muchas cosas por hacer.

Se acerca la hora de comer ¿qué me recomendarías?

A mí me gusta el carpaccio de vaca asturiana. En Allora utilizamos los productos locales, jugando con los géneros de temporada y naturales. No necesito importar todo de Italia. Estamos esperando para poder sacar la carta completa: más carne, más pasta, platos con tomate y más verduras. Me gusta el momento de ir al Mercado de Chamartín y escoger las verduras. No tiene sentido importar algo que puedo tener aquí de buena calidad: hay muy buena rúcula, por ejemplo. Lleva un poco más de trabajo pero el cliente lo agradece.

¿Cuándo podremos disfrutar pronto de todo lo que Allora nos puede ofrecer?

Poco a poco. Yendo como vamos ahora mismo no hay motivo para que no funcione: se podrá disfrutar de una nueva carne, cotoletta milanese, hamburguesa al estilo italiano, con el pan hecho por nosotros, habrá nuevos platos de pescado y de pasta. ¡No os adelanto mucho más para que vengáis a probarlo! (risas)

¿Qué pizza es la que más te piden?

La Diavola, la Quattro Formaggi y la Margherita. Las tres clásicas. Me ha sorprendido mucho la demanda de la Diavola porque suele gustar mucho el picante, y ésta lleva un picante muy típico de Italia así que al verdadero amante del picante le gusta mucho. Una pizza acompañada de una bebida fresquita es una buena elección.

Es clave la opinión del italiano, ¿qué te dicen?

Tengo mucha presión encima cuando veo que hay algún italiano en el restaurante. La verdad es que coinciden en que se sienten como en casa, disfrutando con sus amigos y con una burrata que viene de Italia. El pan de pizza les gusta mucho también y las pizzas de masa fina para compartir tiene bastante éxito entre ellos. Así que estoy bastante contento con las buenas reseñas que tengo de italianos y, quizás, de las cosas que más me hacen estar orgulloso.

Con esa buena crítica ¿has pensado en iniciar algún nuevo proyecto?

En mi opinión, para montar un restaurante en condiciones, se necesitan dos años de duro trabajo. Así que este año tendremos una nueva terraza, nuevos platos y esperaremos un poco para abrir un segundo proyecto. Tengo una niña también y quiero disfrutar de ella. Quiero disfrutar de este momento y de mis dos proyectos principales: mi hija y Allora (risas).